Este es un libro bonito y triste. Bonito porque retrata una forma de vida y de contacto con la naturaleza que no deja de sorprender por su belleza, y triste porque está desapareciendo.
Miyax es una niña esquimal que ha huido de su casa. Está en mitad de la tundra durante la noche invernal del Ártico y tendrá que recurrir a todo lo que le enseñó su padre, Kapugen, para sobrevivir. Cerca merodean unos lobos, pero Miyax no les tiene miedo. Con su padre observó cómo se comportan y ahora va a intentar que la adopten.
Poco a poco nos vamos enterando de su historia, por qué se escapó de su casa, hacia dónde va ahora, cuáles son sus sueños.
Para los amantes de la naturaleza es un auténtico regalo el relato que hace de la vida de una manada de lobos. El autor nació en una familia de naturalistas y sabe de lo que habla.
Para ser sincero, no es un libro de lectura fácil, necesita concentración y dejar a un lado las prisas. Su lectura recrea la vida tranquila de los esquimales antes de la llegada de los europeos. Merece la pena intentarlo.
Carlos Herrero Canencia, el bibliotecario.