Existe un mito popular en la que un cadáver sale de la tumba durante la noche, en forma de murciélago, y succiona la sangre de las personas dormidas para alimentarse. La creencia en los vampiros se remonta a la antigüedad. Se popularizó aún más hacia el año 1897 cuando el escritor Bram Stoker escribe la novela Drácula en la que cuenta la historia del conde Drácula, un vampiro de Transilvania, convirtiéndose así en uno de los personajes más famosos de las películas de terror y de muchas otras obras literarias.
En esta ocasión, la novela Crepúsculo recrea el mito de los vampiros en su trama. Este es el primer libro de la tetralogía escrita por Stephenie Meyer que constan de Crepúsculo, Luna Nueva, Eclipse y Amanecer. En esta tetralogía se relata la historia de amor entre una humana y un vampiro y los problemas que tienen que superar si al final quieren estar juntos.
En esta novela una adolescente de 17 años, madura, inteligente, valiente y segura, es la protagonista. Isabella Swan se establece en Forks, en la casa de su padre, con la única finalidad de dejar que su madre disfrute de su segunda boda, sin tener que ocuparse de ella. En el instituto, conoce a Edward, tan misterioso, interesante e inteligente como perfecto y delicadamente guapo. Pero su curiosidad le llevará a descubrir que él es un vampiro. Pronto Isabella se sumerge peligrosamente en una relación que la llevará de la obsesión, al más bello y puro amor.
El lector juvenil quedará atrapado desde las primeras páginas de esta novela, en la que la realidad y la ficción se entrecruzan. Narrada en primera persona cuenta con innumerables imágenes sensoriales, descripciones, metáforas y comparaciones con lo que el relato cobra dinamismo. Sus páginas invitan al lector a continuar leyendo, para descubrir a medida que avanzan los capítulos, una trama inquietante, ancestral y única.
Cristina Izquierdo Blanco, 4º ESO