A través de cuatro pequeños volúmenes, la autora traslada al lector/ espectador al Irán de su infancia y juventud tras la Revolución Islámica de 1979. En sus viñetas de trazo gordo, siempre en blanco y negro, juega con la amargura, la ironía , el humor y siempre la ternura para dejarnos entrever un poco de su historia personal, la de su familia y la de su pueblo.
Es uno de los descubrimientos literarios y visuales más impactantes para mí de los últimos tiempos. No creo que se hubieran podido mostrar más emociones reunidas por otro medio. Ojalá supiera dibujar como ella…