Alzheimer

Alba Méndez Jiménez

Segundo premio de Bachillerato, Concurso Literario Ventanal de la Sierra 2012

Levantarse cada mañana, pensar, recordar, olvidar, repetir. Esa era mi peor pesadilla: repetir. Hacer lo mismo que había hecho el día anterior debido al olvido, a no acordarme de las cosas pasadas, de los días anteriores, a lo largo de mi vida.

Miedo a repetir las mismas composiciones, a crear lo mismo, la misma música. Todo igual en un mundo distinto que seguía cambiando sin hacerme partícipe de ello.

Ya no soy capaz de crear nada, las notas no vienen a mi mente aunque las oiga, no recuerdo sus nombres. No sé lo que significa el tatuaje de mi muñeca derecha, mi cuerpo está lleno de símbolos que no comprendo.

Esa enfermedad que acababa con todo poco a poco, la cual pensé que no me alcanzaría, que no me haría caer en su dulce abrazo. Ella, me ha convertido en otra persona que no conoce a nadie y a la que nadie conoce.

Ahora mismo no siento todo lo que estoy escribiendo, seguramente la situación anterior se dará en unos meses o simplemente unas semanas, quién sabe. Negarlo sería engañarme a mí misma, porque ya me sé como acaba esto, ya me sé el final: vacío, en blanco.

Los recuerdos, las caras, los nombres... la vida se escapa poco a poco en pequeños suspiros. Sé que cada pastilla que tomo no sirve de nada, tan sólo alarga mi sufrimiento, el sufrimiento de saber que algún día no quedará nada. No quiero alargarlo, prefiero ser pesimista al respecto. He dejado de tomar las pastillas, de medicarme y de crear falsas ilusiones a la gente que me rodea, todo, para evitar ver su cara de desilusión cuando ya no recuerde su nombre.

Me miraré al espejo y no reconoceré a la persona que se encuentra en frente de mí, sus arrugas, los símbolos que tatúan su cuerpo, no los entenderé, como tampoco sabré la historia sobre la cicatriz de la ceja y el por qué de esos ojos de distinto color a los del resto de la familia.

Sólo me queda por decirte todo lo que te quiero y que si algún día esto se me olvida probablemente sea porque he dejado de sentirlo, habré olvidado lo que es el amor, tal y como olvido ahora a veces tu nombre y el hecho de que a ratos tu cara me resulta completamente desconocida.

Te quiero, te he querido, pero no sé si te querré. Dicen que por muy difícil que parezca siempre habrá una salida, yo creo que la mejor solución es no dejar de quererte, para lo cual hay que acabar con todo esto ahora mismo. Adiós.