María Ruiz Vela
El papel de la mujer ha ido cobrando más importancia a medida que la sociedad ha ido evolucionando. Esta importancia se ve reflejada en el grado de libertad que la mujer ha ido adquiriendo poco a poco. La lucha de la mujer no ha sido una lucha activa, sino que toda su evolución se basa en la incorporación de pequeños avances que podían parecer insignificantes, pero que todos ellos en conjunto han hecho posible su desarrollo. Esta evolución del papel de la mujer se ve plasmada en las obras literarias escritas en cada época, siempre teniendo en cuenta que las mujeres representadas se encuentran en el límite entre la realidad y la idealización. De esta forma, no siendo siempre la intención del autor, la mujer ha ido adquiriendo cada vez más relevancia en las obras. Basándome en todo esto, mi propósito es confirmar esta evolución centrándome en el análisis de la protagonista más relevante de tres obras diferentes: Melibea, en La Celestina, Laurencia en Fuente Ovejuna y Doña Inés en Don Juan Tenorio. La mayor parte de sus acciones no se verán reconocidas como avances, ya que estarán tan influenciadas por diferentes factores como el amor, pero que sin embargo, al realizar el análisis si podremos observar claramente, y por tanto afirmar que si existe dicha evolución.
Mi propósito con el desarrollo de esta monografía es confirmar mi convicción de que el papel de la mujer ha ido evolucionando a lo largo de la historia, contrastándose dicha evolución en las obras literarias españolas escritas en cada época. En primer lugar voy a contextualizar cada una de las obras, centrándome en el papel representado y establecido por la mujer. Más tarde procederé a elegir el papel femenino más importante de cada obra, que represente esta pequeña evolución femenina. Esta pequeña evolución se ha dado de forma lenta y muchas veces de forma inapreciable, a pesar de que hoy en día podemos admirar su gran desarrollo. En cada una de estas protagonistas, me centraré en su capacidad de decisión, que considero el signo más representativo de la libertad, y como derivación, de su evolución. Por ello en La Celestina escogeré a Melibea, en Fuente Ovejuna a Laurencia y en Don Juan Tenorio a Doña Inés.
En cada una de estas protagonistas tendré en cuenta el grado de influencia de los demás personajes, del movimiento literario de cada siglo y la finalidad del autor, analizando con detalle el motivo principal de cada una de sus decisiones. Estas decisiones pueden quedar ocultas por factores externos, disminuyendo la importancia de las decisiones, que sin embargo no dejan de tener. De esta forma, a medida que vaya analizando cada una de ellas, iré estableciendo comparaciones, observando y demostrando su evolución. Analizaré a las protagonistas por orden cronológico, empezando por Melibea, seguida de Laurencia y terminando con Doña Inés.
A lo largo de toda la historia, la libertad de la mujer reflejada en su capacidad de decisión, ha estado determinada por una serie de normas y costumbres sociales y morales, inquebrantables. Su educación estaba destinada a cumplimentar con estas normas: la búsqueda de un marido, la mayor parte, y por no decir todas, impuesto por la familia, el cuidado de la casa, con todas sus labores domésticas y el cuidado de los hijos y del propio marido. Los autores, ya sea de manera intencionada o no, han reflejado en sus obras esta situación, y de alguna forma, provocado este pensamiento en la sociedad. De de la misma forma han reflejado las pequeñas libertades que se iban otorgando a las mujeres. Estas pequeñas libertades han sido dadas en dosis muy pequeñas, y gracias a ello, sin darse cuenta, la sociedad ha apoyado la evolución de la mujer.
Durante el siglo XV, inicios del siglo XVI escribió La Celestina (1499) Fernando de Rojas. Situada poco después del ascenso al trono de los Reyes Católicos, cuando se inicia una etapa de consolidación peninsular, la expulsión de los judíos y el auge económico provocado con el descubrimiento de América. La Celestina es una obra de transición, entre la literatura medieval y el Renacimiento, con rasgos de ambas. En la obra destaca el diálogo, ya que era el principal medio de difusión, con un léxico sencillo y un tratamiento libre del espacio y el tiempo. También se idealizaba a los personajes, propiciando la aparición de héroes, la mayor parte de las veces con un final trágico y cuya intención era reflejar el mundo burgués. En la obra, Melibea se suicida tras la muerte de Calisto, de quien se enamoró por influencia de Celestina.
Durante esta época se desarrollo la “querella de las mujeres “a través del cual se demostraron los planteamientos y el poder que la mujer podía llegar a desarrollar. Por ello, el cardenal Cisneros, apoyado por la reina Isabel la católica, trató de aislar a las mujeres inculcando:
“un modelo femenino culto y refinado, pero totalmente sometido al sistema”1
Se consideró que:
“todas las mujeres estaban inclinadas al mal y sólo la represión las apartaba de él”2
Reforzando así, la convicción de que la mujer debía ser apartada de toda vida exterior y aislada en su casa. Se llegó hasta e punto de que la mujer se dividió en dos modelos femeninos: la virgen María y Eva. En el que María, representaba el modelo de mujer sin iniciativas, sumisa y obediente, con la que se identificaba a la mayor parte de las mujeres burguesas y nobles, mientras que Eva, representaba el pecado.
Una mujer debía, ante todo, casarse, pues:
“las mujeres solteras no tenían un lugar apropiado en la sociedad, que las consideraba improductivas”3
Pero ante todo debía mantener su virginidad que era una de las cualidades por la que más se las valoraba. Su virtud representaba su honra y la de su familia, y en caso de perderla, supondría su ruina, pues pocos hombres querrían casarse con ella, y eso supondría la humillación pública de su familia.
Por otro lado, Fuente Ovejuna es una obra escrita por Lope de Vega, publicada en Madrid en 1619. Escrita durante el siglo XVII, cuando imperaba el Barroco como corriente literaria, de la que destaca su carácter pesimista y su visión del mundo angustiosa y escéptica. La obra fue escrita durante el reinado de Felipe III, en la época de los validos.
Fuente Ovejuna es una obra inspirada en la rebelión de la villa cordoba Fuente Ovejuna en 1476 en la que:
“los villanos, cansados de soportar abusos y agravios, asaltaron la casa del Comendador y lo mataron”4
Fuente Ovejuna narra cómo un pueblo, tras observar los abusos de poder del Comendador, hasta el punto de intentar arrebatarle la honra a Laurencia, se rebela en su contra, asesinándole en nombre de los Reyes Católicos.
Durante esta época, la finalidad de la mujer no varió en gran cantidad. Las normas establecidas continuaron siendo las mismas, educando a las niñas:
“para la socialización de actitudes como futuras buenas esposas”5
Pero lentamente, se produjeron pequeños cambios en la sociedad. La mujer se convirtió en el cabeza de familia, pero no desde el punto de vista económico y autoritario, sino como nexo de unión en las relaciones sociales familiares y como tutora de sus hijos e hijas. Además, sobre todo en las familias más humildes, surgió la necesidad de que la mujer tuviese la libertad suficiente para moverse de un lado a otro y trabajar, lo que le proporcionó más libertad, siempre y cuando:
“el centro de su mundo fuese la casa”6
El matrimonio comenzó a unirse no solo al beneficio económico de la familia, sino también al amor entre ambos cónyuges, pues el descontento matrimonial podía derivar a relaciones extramatrimoniales que diesen lugar a una mala reputación y a la deshonra, evitando así que su fama fuese enjuiciada.
Finalmente Don Juan Tenorio (José Zorilla 1844) fue escrita durante el declive del Romanticismo, movimiento literario por el que está guiado esta obra, nada más llegar Isabell II al trono. El Romanticismo rompe con todos los esquemas del Neoclasicismo, cambiando la perfección, el buen gusto y la conducta virtuosa y mesurada, por la pasión, la libertad y la idealización de la realidad. Todo esto produce un cambio literario donde comienzan a abundar la expresión de los sentimientos y la dramatización de las situaciones. cosas.
Don Juan Tenorio narra en verso, la historia de un joven sin conciencia ni remordimientos, que hace una apuesta con su principal competidor para demostrar quién de los dos es mejor. Por una serie de circunstancias, Don Juan acaba asesinando al padre de su prometida, y por ello, también muere su prometida, Doña Inés. Años después, Don Juan regresa de nuevo, y al enterarse de la muerte de Doña Inés y ser testigo de la aparición del fantasma de ésta, comienza a arrepentirse de sus actos. De esta forma, al morir, gracias al amor que siente por Doña Inés, Don Juan logra salvar su vida.
La Ilustración había inculcado la necesidad de la educación de la sociedad, dentro de la cual se incluyó a la mujer. Así pues, en los años posteriores a la Ilustración, con el desarrollo del Romanticismo, se desarrolló la idea de que la mujer debía de ser educada:
“para que transmitieran posteriormente los valores adecuados a sus hijos”7
Su educación se basó en su alfabetización y en el conocimiento de las labores domésticos. Incluso se llegó hasta la idea de que tanto niños como niñas debían recibir la misma educación hasta cierta edad. De esta forma, la mujer fue adquiriendo un papel en la sociedad no solo como ama de su casa, sino también como maestra, una de las profesiones más respetables que podía ejercer la mujer, dado que otras se veían en la obligación de trabajar en aquellos puestos despreciados por el hombre. También se puso en vigor la ley de matrimonio civil que entre sus condiciones:
“se encontraban el consentimiento mutuo, la deseable pero no perceptiva autorización paterna y la publicidad previa de los esponsales”8
Estas condiciones atribuyeron a la mujer la capacidad de decidir sobre su matrimonio, dejando atrás la idea medieval de los matrimonios establecidos por beneficio económico. Sin embargo, a pesar de poseer esta libertad, no hay que dejar de tener en cuenta que la mujer continuaba haciendo todo aquello que el hombre le dijese, por ello no es raro pensar que si el padre de esta la instaba a casarse con un hombre en concreto, esta aceptaría obedeciendo a los deseos de su padre. Se estableció también que la mujer, frente a cualquier muestra de desobediencia, podía ser castigada por su marido llegando incluso a privarla, durante todo un año, de cualquier interactuación con el exterior. No podemos dejar de destacar el nacimiento del pensamiento krausista, que reconoció:
“la importancia del papel de la mujer en la sociedad”9
Siendo uno de los impulsores de la educación de la mujer y de la adquisición de esta de una identidad propia.
Podemos ver cómo la mujer va adquiriendo cierto grado de libertad, aunque siempre en un segundo plano y de forma tan lenta, que es poco apreciable a no ser que hagamos una valoración global de toda esta evolución. También podemos observar como, a pesar de no reivindicar sus derechos de forma abierta, poco a poco va ganando cada vez más importancia en la sociedad.
Melibea es la protagonista femenina de La Celestina que, desde mi punto de vista, representa de manera escondida la primera reivindicación de la mujer a lo largo de la historia. Sus decisiones, aunque pocas, son lo suficientemente importantes como para determinar su futuro, a pesar de que ni ella ni nadie es capaz de apreciar las grandes consecuencias que estas tendrán. Es cierto que sus decisiones pueden estar influenciadas por multitud de factores, pero al fin y al cabo, el autor otorga, a través de ella, un poder a la mujer que hasta el momento había sido impensable: la capacidad de decidir sobre su futuro.
Inicialmente, Melibea representó a la virgen María y a los ideales que iban unidos a esta: sin iniciativa, sumisa y obediente. El modelo de mujer establecido para dicha época, reprimida y con unas normas impuestas de tal forma que por si misma no podía llevar acabo ninguna decisión. No obstante, influenciada por el nuevo pensamiento que se introducía en la península, que idealizaba a la mujer, la gran represión que sufría como mujer y por el amor que Calisto le ofrecía, le llevaron a convertirse en Eva de la noche a la mañana. Melibea dejó de preocuparse por su honra, evadiéndose de las consecuencias futuras de su decisión, y dio importancia a lo que le hacia feliz, determinando el cauce de su futuro. De forma que, a pesar de que se considera que una de las intenciones del autor al escribir esta obra es concienciar a la sociedad sobre las fatales consecuencias del loco amor, el autor otorgó a Melibea un poder sobre sí misma que iba contra todos los principios de esa época. Melibea fue capaz de determinar su futuro con sus acciones, en un primer lugar poseyendo el poder de decidir sobre su relación con Calisto y más tarde, tomando la decisión de suicidarse por ser deseo suyo. También se ha de destacar el hecho de que, en un primer lugar, es Calisto quien busca:
“honrar a la dama de su corazón”10
y no al revés como cabría pensar, pues como ya he mencionado anteriormente, la mujer era quien debía complacer los deseos del hombre y hacerle feliz, y no al contrario.
Sin embargo, este acontecimiento podría quedar oculto por su amor por Calisto, que restaría importancia al hecho de que por primera vez en mucho tiempo, era la mujer la que decidía sobre si misma. Además de que no era el principal mensaje de la obra, es más, podríamos decir que era todo lo contrario, la fatalidad de que una mujer fuese capaz de decidir sobre su futuro. Por todas estas cosas, este pequeño triunfo quedaría oculto y sería casi inapreciable a los ojos de la sociedad, cuyo pensamiento defendía la represión de la mujer. De forma que, al no haber una respuesta femenina, ya fuese por la falta de ella o por temor a las consecuencias si se producía, ese avance podría no verse recompensado, retrocediendo de nuevo y abandonando la lucha por la mujer.
Dos siglos después aparecería Laurencia en Fuente Ovejuna reivindicando, esta vez de manera consciente, el respeto a su honra y por tanto a ella como persona y a su familia. A diferencia de Melibea, Laurencia posee cierta libertad para poder salir de casa e interactuar con hombres, esto se debe sin duda, a que Laurencia es hija de una familia humilde, mientras que Melibea pertenecía a una familia adinerada. Además, como he mencionado en la contextualización, la mujer necesitaba esa libertad para poder llevar acabo todas sus tareas, por lo que, a pesar de ser un avance, éste queda oculto por la necesidad que había dado lugar a dicha libertad, convirtiéndose en algo normal y poco destacable que no podríamos considerar exactamente como una evolución.
Durante esta época, las decisiones cotidianas de la mujer sobre a dónde ir o qué hacer para llevar acabo sus deberes, se habían transformado en algo usual. Por tanto, en Laurencia no son tan importantes sus decisiones como el eco de estas y su carácter. Desde un primer momento Laurencia se opone a ceder a las peticiones del Comendador, defendiendo su honra en todo momento y por tanto, haciéndose respetar como mujer. Dicha posición lleva al Comendador a intentar, por todos los medios, doblegar la voluntad de Laurencia, única mujer del pueblo que se había opuesto a sus abusos. De esta forma, su firme decisión ante la defensa de sus principios es la causa de la perdición del Comendador, a quien el pueblo entero termina matando conjuntamente:
“FRONDOSO: Pero decirme, mi amor, ¿quién mató al comendador?
LAURENCIA: Fuente Ovejuna, mi bien.”11
Laurencia también posee un carácter masculinizado, que le otorga esa fuerza e independencia y entonces, un mayor eco de sus quejas. La intención del autor al elegir a una mujer como protagonista de su obra era atraer más público femenino al teatro, sin darse cuenta de que a su vez otorgó a la mujer una gran importancia escasas veces apreciada. En esta obra podemos observar como a la mujer se le otorga el mismo grado de importancia necesario para ser capaz de destinar el futuro de un hombre. Esta importancia reside en la reivindicación de sus derechos como mujer, que en esos momentos era su virtud. En esta obra, a diferencia que en La Celestina, el hecho de que la reivindicación de los derechos de una mujer no quedan ocultos por factores influyentes. En todo caso, el único factor que podría oscurecer esta victoria femenina, podría ser el hecho de que el Comendador lleva abusando del pueblo mucho tiempo. Sin embargo, el hecho de que sea por la oposición de una mujer a tal abuso, la chispa que detone el trágico final del Comendador, reforzaría nuestro razonamiento.
De esta forma, dos siglos después de la primer triunfo de la mujer, casi inapreciable, esta obra refleja otro triunfo de la mujer, en este caso un gran triunfo comparado con el inicial. En esta obra se refleja como los hombres comienzan a escuchar a las mujeres, provocando el despertar de estas. Además, a pesar de no ser la intención del autor, éste refleja la evolución de la mujer, aunque solo sea por la reivindicación de su virtud. También cabe destacar que Laurencia no es condenada ni sufre ningún castigo por dicha reivindicación, mientras que Melibea sufre un final trágico a modo de represalia.
Y por último, en el siglo XIX, Doña Inés apareció en Don Juan Tenorio representando el típico estereotipo de doncella inocente, dulce y adinerada que se enamora del típico caballero sin remordimientos. El papel de Doña Inés durante la primera parte de la obra no parece tener mayor relevancia, y no es hasta el final donde apreciamos el valor significativo que representa.
Durante esta época parece que la sociedad vuelve a retomar sus ideas sobre el aislamiento de las mujeres, siempre representadas como víctimas que se enamoran del caballero erróneo. Esto podría conducirnos a un retroceso en la evolución de la mujer, sobre todo si lo comparamos con Fuente Ovejuna, pero sin embargo, la mujer adquiere mucho mayor poder del que había poseído en los últimos cuatro siglos.
Al igual que Melibea, Doña Inés se encuentra aislada del mundo exterior, preparándose para el día de su boda, pero como ya sabemos, eso no sucede y acaba muriendo, aparentemente como víctima de un exceso masculino. Es después de su muerte cuando Doña Inés adquiere ese gran poder que, pactando con Dios sobre su destino, cielo o infierno, le permite decidir sobre el destino de Don Juan siempre y cuando este se arrepienta de sus actos. Podríamos decir que Doña Inés adquiere el poder poseído por Dios, convirtiéndose ella en una Diosa capaz de decidir sobre la vida de un hombre. El poder que adquiere Doña Inés, podríamos compararlo con el poder que adquiere Melibea sobre Calisto a la hora de decidir sobre su relación con el, aunque es cierto que Melibea no adquiere ningún poder sobre el destino de Calisto. Sin embargo, sí podríamos comparar esa capacidad de decisión sobre el destino del hombre con Laurencia, aunque son más sus reivindicaciones las que adquieren este poder, que ella misma.
La decisión de Doña Inés no deja de estar influenciada por su amor por Don Juan, pero en este caso, a diferencia que con Melibea, la decisión de Doña Inés no puede quedar oculta por este amor, pues el autor juega con el dilema sobre la salvación del alma humana a través del amor, depositando la decisión final sobre las manos de Doña Inés. El autor también nos transmite un mensaje importante al dar un giro tan sorprendente en la obra con el papel de la mujer. Inicialmente nos presenta a una mujer débil, inocente y sumisa, que finalmente acaba convirtiéndose en una mujer confiada y segura de si misma. A través de este cambio, el autor nos muestra cómo la mujer puede aparentar ser una cosa superficialmente, escondiendo así su verdadero carácter que debe esconderse para no desacatar las normas impuestas para la mujer. Una mujer suele mostrar lo que se espera de ella, escondiendo en su interior su verdadero yo por el que sería rechazado en la sociedad.
A medida que avanzan los siglos, y con ellos el desarrollo de la sociedad, podemos observar cómo la mujer también va evolucionando, aunque de forma pasiva. Inicialmente se le atribuyen libertades que podrían destacar por su desarrollo, pero que se utilizan para evidenciar cómo en manos de las mujeres sus consecuencias son terribles. Sin embargo, poco a poco se van incorporando pequeñas libertades a las mujeres que debidas a su insignificancia hacen imperceptible su evolución, como por ejemplo podemos observar en la evolución del matrimonio. Este inicialmente era decidido por conveniencia entre los padres de los novios, pero a medida que evoluciona, el matrimonio se empieza a asociar al amor, convirtiéndose en un requisito, o en su defecto al menos el consentimiento mutuo, para celebrar cualquier unión. También podemos observar cómo muchas veces, los autores entregan libertades a las mujeres que a pesar de parecer insignificantes son de gran importancia, llegando a elevar a la mujer por encima del hombre. De forma que no presenciamos la lucha activa de la mujer por sus derechos y por la igualdad con el hombre, pero si presenciamos como su lucha pasiva se conforma de pequeñas victorias poco a poco incorporadas a su vida y a su libertad, que nos demuestran esa evolución.
“Y es que esa lucha no se puede llevar a cabo de un día para otro, sino que ha de ser un proceso largo y dificultoso que vaya rompiendo con todo un cúmulo de tradiciones impuestas en su mayor parte por los hombres y propagadas a menudo por la mayoría de las mujeres”12
De todas formas, habría que decir que todas estas caracterizaciones de la mujer dependen de la ideología del autor, además de verse influenciadas por el hecho de que estas mujeres se encuentran en el límite entre la idealización y la verdadera realidad de la situación de la mujer. La intención del autor también influye en la caracterización de la mujer, ya que por ejemplo, sabemos que Rojas si tenía cierta intención de demostrar la fatalidad de atribuir libertades a la mujer como se puede leer en la introducción de la obra, mientras que Lope tenía como intención principal hacer un guiño al poder y atraer a las mujeres al teatro.
Finalmente, podemos afirmar que el papel de la mujer a evolucionado a lo largo de la historia, y que las obras literarias españolas, en especial las seleccionadas, se han encargado de reflejar esa evolución, aunque no siempre conscientes de como sus argumentos podían ser interpretados.
1. Folguera Crespo, Pilar. Historia de las mujeres en España. Madrid. Editorial Síntesis. 1997. ↑
2. Folguera Crespo, Pilar. Historia de las mujeres en España. Madrid. Editorial Síntesis. 1997. ↑
3. Folguera Crespo, Pilar. Historia de las mujeres en España. Madrid. Editorial Síntesis. 1997. ↑
4. Lope de Vega, Felix. Fuente Ovejuna. Barcelona. Santillana Ediciones Generales. 2004. ↑
5. Folguera Crespo, Pilar. Historia de las mujeres en España. Madrid. Editorial Síntesis. 1997. ↑
6. Folguera Crespo, Pilar. Historia de las mujeres en España. Madrid. Editorial Síntesis. 1997. ↑
7. Folguera Crespo, Pilar. Historia de las mujeres en España. Madrid. Editorial Síntesis. 1997. ↑
8. Folguera Crespo, Pilar. Historia de las mujeres en España. Madrid. Editorial Síntesis. 1997. ↑
9. Folguera Crespo, Pilar. Historia de las mujeres en España. Madrid. Editorial Síntesis. 1997. ↑
10. Vias Mahou, Berta. La imagen de la mujer en la literatura occidental. Madrid. Grupo Anaya. 2000. ↑
11. Lope de Vega, Felix. Fuente Ovejuna. Barcelona. Santillana Ediciones Generales. 2004. ↑
12. Vias Mahou, Berta. La imagen de la mujer en la literatura occidental. Madrid. Grupo Anaya. 2000. ↑