Investigación
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Vox Populi
Título clave: Vox Populi (Colmenar Viejo. Internet) · ISSN: 2255-0585
IES Rosa Chacel
Número XX
Marzo de 2012
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8

¿Tiene la idea de la muerte la misma intencionalidad moralizante en la literatura española de la Edad Media, el Renacimiento y el Barroco?

Adrián Sanvicente García

Resumen

Con el objetivo de responder a la pregunta de la investigación la base del estudio son los autores más representativos de cada época literaria. En concreto Jorge Manrique, Garcilaso de la Vega, Boscán, Góngora y Quevedo así cómo los textos satíricos conocidos como Las Danzas de la Muerte. Pasando por cada una de las épocas se analiza el tratamiento que se le da al concepto de la muerte en la temática así como la relación de la visión de cada autor con la situación social, política… etc. de la sociedad en la que vive. De esta forma y empezando por la Baja Edad Media nos paramos en los textos de Las Danzas de la Muerte en los que esta, convertida en personaje, saca a bailar a todos y cada uno de los humanos, sin distinción ninguna de clase o estamento social o religioso. Avanzando un poco más en el tiempo encontramos las famosas Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique donde podremos observar el sermón que este dirige a los destinatarios y sus intenciones. Ya en el siglo XVI nos detendremos en los poemas de Garcilaso de la Vega y Juan Boscán que perciben la muerte como el final de una vida que hay que aprovechar al máximo disfrutando de cada momento para poco a poco llegar a la perspectiva pesimista del Barroco que contrasta con el vitalismo Renacentista. Por último la obra de Quevedo y Góngora nos proporciona una muestra de la visión estoica de la muerte en el Barroco y de cómo esta es aceptada y recibida con los brazos abiertos, mostrando en su fondo una intencionalidad moralizante como los anteriores literatos estudiados.

1. Agradecimientos

En primer lugar me gustaría mencionar a una persona que para mí ha sido y será un referente de comportamiento y un ejemplo de constancia y sacrificio. Una persona que siempre se ha preocupado por el estado de esta monografía y por el de su autor. Alguien cuyo apoyo ha sido fundamental para poder seguir adelante con todo sobre los hombros, Sofía Ramos. Y aunque su mención es importante no es la única que debo realizar.

“Y sale a relucir aquí la visita del Delfín al anciano servidor y amigo de su casa, porque si Juanito Santa Cruz no hubiera hecho aquella visita, esta historia no se habría escrito.”

Benito Pérez Galdós, “Fortunata y Jacinta”

¿Qué sería de esta monografía si yo no hubiera entrado a aquél despacho?

Probablemente nada. Es por eso que debo y necesito dar las gracias y demostrar admiración a la persona sin la cual este trabajo no hubiera sido, Carlos Arrieta, y por lo que encuentro un paralelismo con la cita anteriormente mencionada.

Definitivamente la decisión de trabajar mi monografía en un campo como la Literatura fue arriesgada pero sinceramente, me alegro. La investigación que he realizado y los problemas que me han ido surgiendo solo han tenido una respuesta, una única consecuencia, la superación y por lo tanto el aprendizaje. Si bien me ha parecido un trabajo arduo y de difícil realización no puedo negar que haya disfrutado haciéndolo.

La forma de trabajar las distintas obras que hemos tenido en Español A1 fue calando en mí hasta el punto de pasarlo bien haciéndolo. Puede ser que no sea el más participativo ni el más brillante, pero si es cierto que intento dar el máximo cada vez que es necesario. Soy consciente de que no siempre fui tan correcto como debería, soy consciente de los errores cometidos y sé que no soy el único que ha tenido que lidiar con ellos. Por esto, deseo agradecer desde lo más profundo de mi ser a ese profesor de literatura que “podría dar el temario de 2do de Bachillerato con las manos en el bolsillo” pero que un buen día decidió no hacerlo.

Gracias por arriesgarte, gracias por tu actitud, gracias por tu empatía, gracias por ser diferente.

Gracias.

2. Introducción

El concepto de la muerte ha sido utilizado como elemento literario durante todas las épocas, corrientes de pensamiento y sobre todo, doctrinas religiosas a lo largo de la historia. Este es un tema que desde el principio de los tiempos ha sido foco y epicentro de la curiosidad, las dudas y las preguntas más existencialistas del hombre. Misterio y esoterismo hacen de él un tema popular y temido por la humanidad, que lo verá de una forma diferente dependiendo de factores como la corriente de pensamiento, la cultura, la época… etc.

Sabiendo esto, el objetivo de mi trabajo de investigación será interpretar la intencionalidad del uso del concepto de la muerte por los autores más representativos de tres de las etapas literarias de la historia española: la Edad Media, el Renacimiento y el Barroco.

Pretendo responder a la pregunta en torno a la cual gira la monografía, es decir, concluir si este elemento es utilizado con la misma finalidad moralizante en cada una de las épocas anteriormente mencionadas. Principalmente me basaré para realizar el estudio en textos como Las Danzas de la Muerte y en las obras literarias de Jorge Manrique, Garcilaso de la Vega o Francisco de Quevedo entre otros de forma que el análisis del tema abarque los periodos comprendidos entre los siglos XIV y XVII lo que me permitirá comparar unas con otras siguiendo la evolución y la importancia de este concepto.

Para conseguirlo tendré en cuenta que, a priori, la reflexión que los distintos autores realizan acerca de este tema es personal y depende de su experiencia vital…etc. Sin embargo, encontramos elementos comunes en los autores de una misma época que se verán influenciados por el contexto histórico, la corriente de pensamiento, la temática literaria…etc. y, que en su mayoría reflejan el pensamiento y la situación de la sociedad y el cómo esta contemplado el concepto de la muerte.

3. El concepto de la muerte en la Edad Media Española

Comenzamos con el análisis del trabajo en una época muy convulsa que marcará la literatura ya que Lengua e Historia están íntimamente relacionadas1.

En el siglo XIV se produce una serie de malas cosechas que vendrán seguidas por la epidemia de Peste Negra europea lo que cumple un papel fundamental para el desarrollo de la temática y la difusión del género de Las Danzas de la Muerte, que recogerán ese mundo de pesadilla. La presencia de la peste trajo la evidencia física de la muerte y su realidad inamovible, que se manifestará en las representaciones de la época y en su literatura. Además la injusticia y la desigualdad social repercute en el arte con una dosis de descontento social. Las Danzas de la Muerte serán la evidencia del pensamiento de que la muerte es el poder igualador y universal que acoge a todos en sus brazos aunque, acordes con la mentalidad jerárquica y estamental de la época, siempre ordenan sus personajes partiendo por los estamentos más altos, teniendo siempre prioridad el eclesiástico sobre el laico2. Esto tiene una finalidad claramente moralizante con una intención que transmite sensación de igualdad como sentimiento popular donde solo había injusticia. Este sentimiento popular va unido al de carácter opresivo que inculcaba la Iglesia de sufrir penurias y adversidades en esta vida como un camino a la vida eterna y manteniendo así el control sobre la sociedad.

Una muestra de esta universalidad la encontramos en el texto del Códice de el Escorial (siglo XV) en el que dice la muerte:

“I Yo só la Muerte cierta a todas criaturas

Que son e serán en el mundo durante;

Demando y digo: ¡Oh homne! ¿Porqué curas

de vida tan breve, en punto pasante?”3

En este texto contemplamos una intervención de la Muerte que, dirigiéndose a todos los seres vivos, afirma su poder. Evidencia en la primera frase el aspecto más destacado de estos textos: su universalidad. Por más desigualdad que haya en la tierra, tanto el rico como el pobre, el Emperador, el Papa y el campesino serán atrapados por la Muerte y serán juzgados por igual sin tener en cuenta posesiones mundanas ni clases sociales.

“EL PADRE SANCTO A LA MUERTE

É no me valer lo que dar solía,

Beneficios, honras, ni la señoría que tuve en el mundo pensando vivir;

É pues á la muerte no puedo fuyrm

Vállame Jesu Christo é la virgen María.”

“LA MUERTE AL PAPA:

Que no vos valdrá el vermejo manto;

De lo que hezistes auredes soldada,

No vos aprovechará dar la cruzada,

Proveer obispados, ni dar bendiciones;

Á morir avedes en fin de razones”4

La Muerte interacciona con el personaje manteniendo un dialogo marcado por el ubi sunt y el pulvis sumus que evidencian que todo aquello que se haga en vida, lo mundano no servirá para nada más allá de la muerte, que todo lo sensible es vano y que todos los humanos son iguales frente a la oscuridad de la Muerte. Además encontramos una crítica a la vanitas que se utiliza para referirse a lo vacío y engañoso de cualquier logro humano, por ser transitorio y fugaz.

El tema de la muerte dominó la Baja Edad Media, y frente a ella no había resignación cristiana, sino terror ante la pérdida de los placeres terrenales. Presenta, por un lado, una intención religiosa: recordar que los goces del mundo son perecederos, y que hay que estar preparado para morir cristianamente; por otro lado, una intención satírica al hacer que todos caigan muertos, con independencia de su edad o su posición social, dado el poder igualatorio de la muerte.

Esto complace al pueblo que siente cómo hay una justicia igualatoria divina, que compensa las penurias terrenales de las que desean huir.

Sin embargo, a medida que avanza la Edad Media la Iglesia empieza a cobrar mayor poder en la sociedad que se vuelve más señorial. La diferencia estamental se vuelven más acentuada, la nobleza y el clero toman poder en las instituciones y la literatura empieza a tener una intención más religiosa. Una intención parecida a la de Las Danzas de la Muerte en el sentido de que todo lo mundano es vacuo pero que busca la subordinación de los individuos a la Iglesia como institución para poder controlar la sociedad, temerosa de perder una influencia no solo moral, sino real.

En el siglo XV la sociedad de la Península Ibérica continúa en una guerra que les enfrenta a los musulmanes y que tiene como bandera la reconquista del territorio cristiano. Encontramos un apoyo incondicional a este hecho desde Roma que tomará esta guerra como una “Cruzada”. En esta situación escribirá Jorge Manrique las Coplas a la muerte de su padre que será la obra sobre la que analice el tema en cuestión. “En ella se progresa en el tema de la muerte desde lo general y abstracto hasta lo más concreto y humano, la muerte del padre del autor. Esboza Manrique la existencia de tres vidas: la humana y mortal, la de la fama, que es más larga, y la eterna, que no tiene fin.”5

Para su análisis escogeré un fragmento muy representativo, el momento en el que la Muerte habla con el Maestre:

“Pues otra vida más larga

de la fama glorïosa

acá dejáis,

(aunque esta vida de honor

tampoco no es eternal

ni verdadera);

mas, con todo, es muy mejor

que la otra temporal

perecedera. “

[…]

“Que mi voluntad está

conforme con la divina

para todo;

y consiento en mi morir

con voluntad placentera,

clara y pura,

que querer hombre vivir

cuando Dios quiere que muera

es locura”6.

Como podemos observar, esta obra es en realidad una meditación sobre la mortalidad, un sermón que equipara una muerte, la de Don Rodrigo, a todas las muertes. Y es que lo que la voz misteriosa le dice al Maestre no es otra cosa sino una lección que todos los receptores de la obra conocerán. Esto desemboca en la universalidad de la muerte. Sin embargo encontramos retazos del cristianismo en la mención de una vida eterna que ha de ser ganada mediante buenas obras así como una sumisión a lo divino en la persona del Maestre que acepta la “voluntad divina” sin ningún reparo. Se introduce un sentimiento de muerte cristiana que no existía con anterioridad.

La didáctica de Manrique por tanto consiste en proceder desde la suerte común de la humanidad a la muerte de un solo individuo equiparando ambas y atrayendo a la comunidad al ámbito de su sermón, construyendo una experiencia común7. Esta elegía es poesía moral, se canta a un difunto ejemplar introduciéndolo en el reino de lo alegórico invitando al lector a que se aplique al ejercicio de los valores morales representados por el difunto8.

De esta forma se transmite una idea de la aceptación cristiana de la muerte, como un paso necesario hacia vidas posteriores, en el caso de Manrique la de la fama y la eterna. Una invitación a cierto estoicismo activo que hace que se reciba a la muerte como un bien espiritual.

4. El Carpe diem renacentista

El siglo XVI en España supone una renovación de las mentalidades que se acercan a la ideología humanista italianizante que defendía una cierta tolerancia en contraste con el inmovilismo y la represión de la Inquisición en España9. Se producen profundas transformaciones en todos los aspectos comenzando por una crítica a la religión que perderá poder. El teocentrismo medieval dará paso al antropocentrismo renacentista donde el hombre toma mayor importancia convirtiéndose en el centro de todo10. Se produce la recuperación de la cultura clásica griega y latina así como la aparición de diversos tópicos relacionados con el concepto de la muerte.

Con este cambio de pensamiento se produce también un cambio en la literatura y por tanto en su intencionalidad. En esta época los autores dejan de lado la vida eterna y la necesidad de realizar buenas acciones…etc, para poder disfrutar de una segunda existencia mejor y más duradera para centrarse en el disfrute del momento, el Carpe Diem. La filosofía renacentista se basa en que la vida es fugaz, pasa rápida y hay que disfrutar de ella antes de que la vejez…etc. acaben con nosotros. No preparan a las personas para una siguiente vida sino que los apremian a vivir con todo tipo de lujos y disfrutes que puedan permitirse. Encontramos un marcado vitalismo y espíritu mundano que confía en el poder de la razón y el sentido crítico en vez de en la fe y en la espiritualidad lo que se traduce en un cambio de pensamiento acerca de la muerte. Para analizar este aspecto nos fijaremos en uno de los sonetos del autor español más representativo, Garcilaso de la Vega. La muerte no es la preocupación, sino la vida, se invierten los papeles.

Soneto XXIII

“En tanto que de rosa y de azucena

se muestra la color en vuestro gesto,

y que vuestro mirar ardiente, honesto,

con clara luz la tempestad serena;

[…]

coged de vuestra alegre primavera

el dulce fruto, antes que el tiempo airado

cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado,

todo lo mudará la edad ligera

por no hacer mudanza en su costumbre.”11

Podemos apreciar en este texto la preocupación del autor por la fugacidad de la vida (tempus fugit). La vida pasa rápido y hay que aprovecharla. El poeta concibe la muerte como algo inevitable, universal a todos, por lo que se debe disfrutar de los placeres mundanos lo máximo posible. El disfrute de la vida terrenal es lo importante desde la postura antropocentrista del Renacimiento.

La importancia de la vida frente a la muerte por tanto aumenta. De una situación en la que la muerte reinaba como obsesión de todos los hombres, donde la Iglesia ejercía el poder preparando a la sociedad para una vida posterior a la terrenal restándole importancia a los bienes mundanos se pasa a un pensamiento donde la muerte deja de ser la obsesión, el principio de una nueva vida mejor, para convertirse en el final de la existencia terrenal. Por tanto ya no se piensa en la siguiente vida sino en esta, nos ha tocado vivir una vida, disfrutémosla. Esto evidencia la pérdida de influencia de la Iglesia y de su control sobre la vida terrenal de las personas que ahora piensan en la muerte como final de una vida, no cómo el principio de otra.

”coged de vuestra alegre primavera

el dulce fruto, antes que el tiempo airado

cubra de nieve la hermosa cumbre.”

Carpe Diem, antes de que la vejez marchite el cuerpo, antes de que llegue la muerte, se debe disfrutar de los placeres que el mundo ofrece, este es el mensaje primordial que Garcilaso lanza en su soneto, como podemos observar en esta cita de Francisco Rico: “La metáfora implícita es la de que el viento invernal (o el tiempo) destruirá la belleza de la primaveral juventud de la dama. Tomo dulce fruto en su doble sentido español y latino: armoniza con las restantes imágenes botánicas del poema, y tiene en su raíz la connotación de goce, provecho y deleite,”12 es decir, la antítesis de la muerte tomando esta percepción fugaz del tiempo como referente en la vida.

Otro ejemplo de este tipo de pensamiento lo encontramos en el poeta Juan Boscán, que será el precursor de los metros italianizantes y el sentimiento renacentista en la literatura española13. En este ejemplo en concreto reparamos en el tópico renacentista del ubi sunt que enfatiza la vanidad de lo mundano y la fugacidad de la juventud en este caso. De esta manera se insta a disfrutar de estas cualidades cuando aún se poseen, dejando de concebir la vida como la antesala de la muerte sino como el final aceptado pero irrelevante para los autores que piensan y miran en dirección a la vida, hasta el punto de no mencionar la muerte en sus poemas, construyendo así la base de la finalidad moralizadora renacentista.

SONETO

“¿Dó está mi cuerpo, que no se presenta

adonde sus sentidos le recreen?

¿Dó está el andar con ansia todo el día,

preguntando por quien nuevas me diese

de mi placer, aunque me entristecía”?14

En otro ejemplo de este mismo poeta podemos observar cómo se le da mucha importancia a todos aquellos elementos mundanos, perecederos y mortales como pueden ser el amor, el conocimiento, la razón…etc. característicos del Renacimiento.

Es importante aquí no la constancia de la muerte sino su ausencia. En contraste con épocas anteriores la muerte ha perdido tanta relevancia frente a la vida que no aparece en los textos. Su ausencia muestra el incremento de la importancia de los placeres terrenales que repercute junto con la ausencia de la muerte en una mayor importancia de la vida. Por tanto la intención moralizante cambia respecto a las anteriores convirtiéndose esta carencia en un factor determinante en la didáctica renacentista que busca el disfrute de lo mundano, no de lo eterno.

LXXXII

“Dulce reposo de mi entendimiento;

Dulce placer fundado sobre lo bueno;

Dulce saber, que de saber soy lleno,

Pues tengo de mi bien conocimiento.

[…]

Dulce pensar que estoy en paraíso,

Sino que en fin me acuerdo que soy hombre,

Y en las cosas del mundo tomo aviso.”

La importancia del último verso es máxima ya que con esa sentencia que realiza el autor nos muestra el verdadero sentido del poema, la relevancia de las “cosas del mundo” por encima de las “paradisiacas” o eternas. Durante el poema se hace referencia a los goces de la vida mediante distintas anáforas que enfatizan la palabra “Dulce” y su significado en consonancia con las siguientes, como por ejemplo, “reposo”, “placer”, “saber”, “sentimiento”…etc. todos y cada uno de ellos disfrutes mundanos o terrenales resaltando su carácter efímero a la par que relevante.

Por lo tanto la intención de estos textos es claramente didáctica y moralizante. El poeta quiere transmitir un mensaje propio, influenciado por sus sentimientos y su visión del mundo que va evidentemente dirigido a aquellos receptores que puedan escuchar o leer su obra, personas que encontrarán en sus textos un referente ideológico y ejemplar, algo que guarda mucha relación con el sentir renacentista.

5. Pesimismo y estoicismo Barroco

El Renacimiento no consiguió su propósito de imponer la armonía y la perfección en el mundo, ni había hecho más feliz al hombre; las guerras y las desigualdades sociales seguían estando presentes; el dolor y las calamidades eran comunes en toda Europa. Se instala un pesimismo intelectual que dará lugar al surgimiento de un nuevo movimiento literario durante el siglo XVII, el Barroco. El nuevo movimiento será estoico, estético, satírico y dinámico. Contrastará con la serenidad y la sensación de armonía propuesta en el Renacimiento debido a su artificiosidad y contorsionismo literario15.

En cuanto a sus temas, se observa el pesimismo, la preocupación por el paso del tiempo así como en el Renacimiento, pero con un pensamiento continuo en la muerte. La actitud frente a esta será de estoicismo. La muerte y sus consecuencias están aceptadas y los autores se resignan a este hecho viendo la vida como un mero camino hacia la muerte. De esta forma se ofrece una visión de la realidad que puede ser o muy verosímil o muy idealizada buscando el escapismo de una sociedad en la que el autor no está a gusto. Esto repercute como valor moral en un destinatario que recibe un mensaje de pesimismo, resignación y escapismo que le da importancia a la muerte como liberación terrenal. Los escritores barrocos seguirán dos vertientes, el conceptismo representado por Quevedo, cuya obra tiene intención moralizadora expresada por la sátira16, y el culteranismo de Góngora. Para analizar el tratamiento del concepto de la muerte nos basaremos en estos dos autores. Como ejemplo de la poesía de Luis de Góngora he seleccionado el siguiente poema:

A UNA ROSA

“Ayer naciste, y morirás mañana.

Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?

¿Para vivir tan poco estás lucida?

Y, ¿para no ser nada estás lozana?

Si te engañó su hermosura vana,

bien presto la verás desvanecida,

porque en tu hermosura está escondida

la ocasión de morir muerte temprana.

No salgas, que te aguarda algún tirano;

dilata tu nacer para la vida,

que anticipas tu ser para tu muerte.”17

Como podemos ver el poeta hace una reflexión acerca de la fugacidad de la vida y de lo rápido que llega la muerte. En este caso, lo metaforiza con el ejemplo de una rosa. Expresa lo superfluo que hay en ser lucido o lozano en esta vida terrenal ya que es breve y según Góngora no se es nada en ella.

Observamos la vanidad de lo mundano en el verso 5 que comienza el razonamiento de que la belleza y la juventud se esfuman rápidamente, dando paso a la pronta muerte para terminar recomendándole que mejor no salir, no nacer, antes que haber vivido y haber muerto. Para el autor la vida es solo el hecho de anticipar la llegada de la muerte, tan solo un camino, una forma de llegar a lo verdaderamente inexorable, la eterna oscuridad. Este pesimismo exacerbado que encontramos en el Barroco contrasta de forma casi hiperbólica con el vitalismo de la etapa anterior, el Renacimiento.

El fracaso de las expectativas renacentistas han traído consigo una crisis del pensamiento y una renovación de las estructuras tradicionales que hacen que la muerte vuelva a concebirse como el comienzo de una vida eterna a la cual se accede mediante la fe y las buenas obras. Esto lo podemos apreciar también en la poesía del otro literato a analizar, Francisco de Quevedo y en su soneto ¡Cuán frágil es la vida!:

“¡Cómo de entre mis manos te resbalas!

¡Oh, cómo te deslizas, edad mía!

¡Qué mudos pasos traes, oh muerte fría,

pues con callado pie todo lo igualas!

[…]

Cualquier instante de la vida humana

es nueva ejecución, con que me advierte

cuán frágil es, cuán mísera, cuán vana.”

En este soneto desarrolla la idea de la brevedad de la vida; idea que tocan todos los poetas desde la Edad Media como hemos podido observar, pero que en la época barroca conduce a un sentimiento de desolación y desengaño.

El tempus fugit sigue siendo un tópico muy utilizado en la poesía- no como invitación al disfrute sino como antesala de la muerte- que tiene un tono estoico y pesimista de cara al final de la vida. El paso del tiempo y la llegada de la muerte es de nuevo el tema central del poema en el que Quevedo expresa su conocimiento acerca de cómo la muerte llega mientras él envejece, siendo una visitante que nadie puede evitar. Compara la existencia de la juventud con un “muro débil de tierra” en el que él no se apoya puesto que sabe de la llegada de la muerte y sus consecuencias.

Describe la vida de cada día como un pago inexorable para conseguir la muerte que hace que cada vez con más claridad vea lo frágil de la vida y lo inútil de esta.

Para terminar, otro ejemplo más gráfico y expresivo de cómo el autor estoico conoce la diligencia con que se aproxima su final y conviene en su venida con fin de aprovecharse de ese conocimiento. El poeta llega a ver la muerte como un bien, llegando a estar agradecido de su llegada para poder ordenar su vida y sus pensamientos negando todo temor natural contra ella. Ve a la muerte como el rescate de su espíritu del mundo convulso y roto que le rodea. Concibe la muerte como el desahogo de todas sus penas, como el factor que impondrá orden en una vida llena de pesimismo y desengaño. Este texto contrasta con el Soneto renacentista de la pagina 10. Aquí se percibe la resignación estoica y el derrotismo que contrasta con el vitalismo renacentista. Se ha producido la victoria del espíritu contrarreformista opresivo que vuelve a dar relevancia a la muerte frente a la vida obteniendo el carácter moralizante una visión desengañada de la vida y estoica frente a la muerte que se ve cómo liberación de lo terrenal, como paz y descanso.

SONETO

“Ya formidable y espantoso suena

Dentro del corazón el postrer día,

Y la última hora, negra y fría,

Se acerca, de temor y sombras llena.

[…]

¿Qué pretende el temor desacordado

De la que a rescatar, piadosa, viene

Espíritu en miserias anudado?

Llegue rogada, pues mi bien previene,

Hálleme agradecido, no asustado;

Mi vida acabe y mi vivir ordene”.18

6. Conclusión

Los autores de distintas épocas, desde la Edad Media al Barroco abordan en su creación literaria el tema de la muerte. La intención de estos autores es en todos los casos moralizante y didáctica, tal y como planteaba en mi pregunta pero cambia dependiendo de la época.

Las Danzas de la Muerte se plantean como una obra satírica en la que la muerte aparece como el elemente igualador de todos los hombres. La intención de estos escritos es claramente burlesca y moralizante19 al hacer que todos los humanos se vean medidos por el mismo rasero frente a la Muerte, mostrándose contraria a las injusticias, desigualdades y estamentos que dividían la población. Jorge Manrique concibe la muerte como el principio de una nueva vida eterna y libre de lo mundano. Un sermón moralizante que insta a las buenas acciones, a la fe…etc. con el fin de conseguir llegar a esa “segunda vida” libre de ataduras mortales.

Según avanzamos hacia el Renacimiento encontramos la intención de los autores es claramente moralizante pero con una perspectiva diferente. Aprecian la vida y sus goces, haciendo del centro de su poesía el Carpe Diem y apartando el concepto de la muerte que se verá ausente. La intención moralizante busca el disfrute de lo mundano.

En el Barroco el pesimismo invade la mentalidad humana y la vida se vuelve a concebir como un tránsito hacia la muerte, que en este caso será la liberación de los pesares y preocupaciones. Esta vuelve a ser el principio de una nueva vida inmortal y el final de otro compuesta por falsas ilusiones. El ambiente de crisis y decadencia enfatiza este pesimismo por el que el destinatario de los textos acoge esas ideas en respuesta a la intención moralizante de los autores.

7. Bibliografía

8. Webs utilizadas

1. Francisco Rico (Coord.) y otros, Historia y Crítica de la literatura española (Vol.1) EDITORIAL CRÍTICA .S.A. 1980, pág. 4.

2. Ana Luisa Haindl U., La Danza de la Muerte, pág. 1.

3. Anónimo, Danzas de la Muerte, Clásicos el árbol, Madrid, 1981, pág.21.

4. Anónimo, Danzas de la Muerte, Clásicos el árbol, Madrid, 1981, pág.111.

5. http://www.los-poetas.com/g/jorge.htm.

6. Departamento de Lengua castellana y literatura del IES Rosa Chacel, Antología de poesía medieval y renacentista.

7. Francisco Rico (Coord.) y otros, Historia y Crítica de la literatura española (Vol.1) EDITORIAL CRÍTICA .S.A. 1980, pág. 344.

8. J.L.Alborg, Historia de la literatura española. Edad Media y Renacimiento. Editorial GREDOS S.A. 1978, pág.375.

9. http://www.historiasiglo20.org/HE/6f.htm.

10. Nuevas maravillas del saber. Editorial CREDSA, Ediciones y Publicaciones, 1983, pág. 276.

11. Francisco Rico (Coord.) y otros, Historia y Crítica de la literatura española (Vol.2) EDITORIAL CRÍTICA .S.A. 1980, pág. 132.

12. Francisco Rico (Coord.) y otros, Historia y Crítica de la literatura española (Vol.2) EDITORIAL CRÍTICA .S.A. 1980, pág. 134.

13. Garcilaso de la Vega y Juan Boscán. Editorial Diario EL PAIS S. L., 2005, pág. 9.

14. Garcilaso de la Vega y Juan Boscán. Editorial Diario EL PAIS S. L., 2005, pág. 86.

15. Nuevas maravillas del saber. Editorial CREDSA, Ediciones y Publicaciones, 1983, pág. 285.

16. idem, pág. 286.

17. www.ciudadseva.com/textos/poesia/esp/gongora/aunarosa.htm

18. Francisco de Quevedo, Antología poética. Editorial Diario EL PAIS S. L. 2005, pág. 20.

19. Nuevas maravillas del saber. Editorial CREDSA, Ediciones y Publicaciones, 1983, pág. 272.