Creación
Esquina doblada
Vox Populi
Título clave: Vox Populi (Colmenar Viejo. Internet) · ISSN: 2255-0585
IES Rosa Chacel
Número XX
Marzo de 2012
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46

Muerte por correo

Jacobo González Fernández de Santos

Tercer premio de 1º y 2º de ESO, Concurso Literario Ventanal de la Sierra 2012

Hace no mucho tiempo, en una casa en Los Ángeles, mientras una cartera postal hacía su rutina diaria, iba a echar el correo al buzón y ¡zas!, un cadáver enfrente de la puerta.

Ya estábamos en la escena del crimen, Ron, el forense, los policías de turno, Roger, Many y Óscar, mi compañera, Nickcy, una mujer atractiva y de carácter serio, y el escritor, yo.

―La víctima es Jack Oubow. Tiene 35 años, era abogado y su último caso fue el del asesino en Noting Hill. ―Nos informó Many.

―No me extraña que quisieran matarle, hizo trampas en el juicio. ―Respondí con un tono irónico.

―Pero aún así sigue siendo un acto delictivo y debemos atrapar al asesino ―me contradijo Nicky.

De repente, Ron interrumpió la conversación:

―Fijaos, hay signos de defensa por parte del muerto, tiene moratones en las manos, signos de retorcimiento en las muñecas y seguramente murió de asfixia debido a ¡as marcas del cuello. ―Todas sus hipótesis eran ciertas.

Se llevaron el cadáver a la sala de autopsias. Mientras, Nicky y yo investigábamos sobre el caso.

Encontrarnos a un testigo: Morgan Reynolds. Mientras le interrogábamos nos contó que Jack tenía muchos enemigos.

―¿Nos podría decir nombres de algunos de ellos, por favor?, ―dijo Nicky con un tono más imperativo que interrogante.

―Sí sí, cómo no, pues... ¡ah sí!, uno de ellos se llamaba creo que Aston Roondley.

Salimos a buscar a Aston por las calles de Los Ángeles.

―¡Usted! ¡Alto ahí! ¡Le ordeno que se detenga en nombre de la policía de Los Ángeles! ―Era Aston, que corría.

Le atrapamos y le llevamos a la sala de interrogatorios.

―¿Qué relación tenía usted con el señor Jack Oubow?

―No muy buena, la verdad ―declaró Aston―. Me debía dinero, aproximadamente, pues... unos ocho millones de dólares.

―He visto matar a gente por mucho menos ―dijo Nicky.

―Si cree que yo maté a Jack, se equivoca. ―Se escudó Aston. De repente, Nicky se dio cuenta de que Aston tenía una especie de aparato en un botón, pero cuando se quiso dar cuenta él presionó el botón y entraron diez hombres armados con metralletas y se llevaron a Aston pegando tiros a diestro y siniestro. Por suerte, no hubo heridos.

―¡Mierda! Se nos ha escapado, ―dijo Nicky con desespero y enfado.

―Tranquila, por muy difícil que parezca, siempre habrá una salida, pero volverá. Se ha dejado toda su documentación y la 9mm, ―dije.

Y así fue, volvió. Pero en su vuelta se encontró la pistola en la mesa de Nicky no en la sala de interrogatorios como él esperaba. Debajo de la mesa, Nicky y yo estábamos esperándole. En cuanto escuchamos que cogía de la mesa la 9mm, salimos de repente y le cogimos por los pies. Pero no tuvimos en cuenta que tenía el arma en la mano y le pegó un tiro a Nicky. Le dio en un costado, cerca del corazón. Y cuando intentaba huir dos gorilas le estaban esperando en la puerta y le apresaron rápidamente. En cuanto oyeron el disparo acudieron los refuerzos y las fuerzas medicas, pero ya era demasiado tarde, Nicky había muerto...

Cogí una pistola que tenía un policía y le apunté con el cañón a la cabeza a Aston. Quería vengarme. Nunca había hecho esto pero, debo confesar, que yo estaba enamorado de ella. Había sido mi compañera de penas en todo momento, y la fallé. No puedo quedarme con este remordimiento dentro de mí, así que esta es la primera y la última novela que escriba.

Sí, mis queridos lectores y lectoras, me iré con ella, y seguramente estemos en un lugar donde nadie pueda asesinar a nadie y yo no tenga que escribir más novelas trágicas, como esta.

Seguramente esté en un lugar mejor, con mi amor, Nicky y mi vida de escritor.