Creación
Esquina doblada
Vox Populi
Título clave: Vox Populi (Colmenar Viejo. Internet) · ISSN: 2255-0585
IES Rosa Chacel
Número XXIII
Junio de 2013
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23

Dos mundos con una ligera puerta entre ellos

Rodrigo Rojo

Segundo premio 3º y 4º de ESO, Concurso Literario Ventanal de la Sierra 2013

Me despierto y está todo oscuro, como de costumbre, me desperezo y apoyándome en la pared esta se mueve y empiezo a recordar. Me metí en el armario para asustar a mi hermana, cerré la puerta y esperé a que ella pasara y no recuerdo más. Me he quedado dormido dentro. Salgo poco a poco y veo que no estoy en la habitación de mi hermana, ni en la mía, ni siquiera en mi casa.

Entra alguien por la puerta y ahogo un grito. No sé quien es, pero él me conoce.

–Vístete y vamos al instituto, rápido- me dice en un tono autoritario el hombre que ha entrado por la puerta todavía con legañas en los ojos.

Salgo de la habitación y doy a un interruptor que enciende la luz de un pasillo largo y estrecho en el que solo alcanzo a ver tres puertas que parecen de caoba a la derecha y dos puertas con los mismos adornos y de la misma madera a la izquierda. A paso lento avanzo con un poco de nerviosismo y abro la primera puerta de mi izquierda, en la que pone "sala de emergencias" en un cuadro de madera, es el baño. Entro y me intento despejar lavándome la cara, preguntándome qué ha pasado para que yo esté aquí.

De vuelta en la habitación en la que aparecí, observo que hay una cama de hierro, una mesa muy bien terminada, encima un ordenador y una lámpara de bonito diseño, sea de quien sea esta casa tiene mucho más dinero del que mi familia tendrá. Abro el armario del que salí la primera vez que entre en este lugar y veo que de quien sea este armario tiene buen gusto, usa la misma ropa que yo.

Cojo mi camiseta favorita, que aunque tenga la misma ropa no tiene el mismo orden, no está metido todo a mogollón, mi madre dice que la camiseta me queda de fábula con mis pantalones vaqueros negros. Saliendo, de nuevo, de esa habitación me encuentro con una chica, menuda, unos años mayor que yo, con los ojos verdes, pardos y con un brillo especial y un andar muy raro.

–Péinate, hombre, que pareces un orangután en celo- son las palabras, que increíblemente, salieron de aquella chica.

Asustado empiezo a andar por el pasillo con un poco más de rapidez, lo recorro en un abrir y cerrar de ojos hasta que llego a una puerta que estaba en una sala pequeña, me imagino que será el recibidor en el que está la puerta de la casa. Me giro y ya no logro divisar la pueda de "la habitación de teletransporte" cuando aparece a una mujer saliendo de una de las puedas que están ahora a mi izquierda. Con ella sale un olor a gofres recién hechos, chocolate derretido..., esto hace un mar en mi boca. Me dirijo allí suponiendo que es la cocina, saludo a la mujer que acabo de ver y su cara me hace pensar que aquel gesto no era normal en la persona a la que sustituyo.

Entro, es una habitación clara, blanca, con el suelo de un mármol blanco y negro, reluciente, me veo reflejado y descubro que la chica que me encontré tenía razón, parezco un orangután en celo. Hay una mesa en la que una mujer está sentada, como el gesto que hice con la otra mujer pareció raro, no la saludo y me siento en la mesa.

–Como siempre, entras, hueles la comida, te sientas y esperas que te den de comer sin siquiera saludar a tu propia madre, muy bonito.

Descubro que esta mujer es mi madre, entonces, ¿quién era la mujer que salió por la puerta?

"Mi madre" se remanga y mira la hora, "¡No!, ya es muy tarde, corre vete al instituto" chilla de repente y noto que el color de mi cuerpo se desvanece dejando paso al blanco.

"Mi madre" me echa de la cocina y veo a la chica de antes casi haciendo joggíng para llegar a la puerta con una mochila a la espalda, cuando pasa por mi lado me toca el pelo, como si fuera un perro, me dice "suerte para llegar a tiempo a clase pequeñajo".

Miro al hombre que entró en mi cuarto, esta vez sin legañas, y ahogo otro grito, ese hombre hace un efecto en mi interior que no es normal, viniendo hacia mí con una mochila en la mano, me empuja hasta la puerta y me saca de la casa. Ahora me encuentro en la calle con una mochila en mis pies, en una calle que no conozco y posiblemente una ciudad que no es la mía. Cojo la mochila y dejo que mis pies anden por mí, dejo que mi cuerpo fluya deambulando rápido por las calles hasta que llego a un sitio familiar, no lo había visto antes pero me suena. Entro en el instituto que acabo de ver, mis pies me dirigen a una clase en concreto, "Por suerte no ha llegado el profesor" me dice un niño que aparenta mi edad y finge conocerme. Llega una profesora, me imagino, y empieza a dar clase de una asignatura que jamás había oído y siento una presión en mi vejiga e instintivamente levanto la mano y cuando aquella mujer con cara de sapo me da la palabra "¿Puedo ir al baño, es urgente?" la cara-sapo asiente y corro hacia el baño, no sabía donde estaba pero mis pies me guían. Entro en una cabina, orino y me siento en la taza del váter, con la mano colgada de la cadena de la cisterna. Despierto en otro baño, lo reconozco, el baño de mi instituto, lo último que recuerdo es el sonido de la cisterna. "Nunca hubiera pensado que tendría que echar mano de la cadena de la cisterna para volver de aquel mundo al que no pertenezco, eso está claro".